viernes, 14 de marzo de 2014

De mi barrio


Dios los cría y ellos se juntan.
Escritores y artistas han coincidido en tiempos y lugares agrupándose en pequeños vecindarios en los que la suma de talentos reunidos resulta increíble. Eso pensaba cuando leí, en la sorprendente La Cueva de Susana, Mujeres de la Rive Gauche: Gertrude Stein (el enlace abajo).
La casa del 27 Rue des Fleures de París fue el lugar de reunión de Zelda y F. Scott Fitzgerald, Matisse, Picasso, Braque, Gaugin, Hemingway, Ezra Pound, John Dos Passos entre muchos otros. Estaba ubicada en el medio entre Saint Germain des Prés y Momparnasse, los dos barrios donde se concentraron los intelectuales en la primera mitad del siglo XX (hasta el mismo Lenin jugaba al ajedrez en la zona, en la Closerie des Lilas).

Tiempo antes, en el 1800, el punto de moda estaba en un barrio del otro lado del Sena: Marais. El centro de esta zona es la Plaza de los Vosgos (Place des Vosges) donde vivió Víctor Hugo y entre los vecinos estuvieron Teófilo Gautier y Alphonse Daudet. Las modas duraban un poco más en aquellos tiempos, un par de siglos antes paraban por  allí el cardenal Richellieu y una vecina inquietante: Madame de Sévigné.

Si de concentración hablamos, difícil es batir la marca del Barrio de las Letras de Madrid. En pleno Siglo de Oro, en un radio de 200 metros coincidieron Lope de Vega, Quevedo, Góngora y Cervantes. La Real Academia y la Comunidad de Madrid auspician Letras y espadas un paseo teatralizado donde, acompañados por actores vestidos de época, se realiza un recorrido por el antiguo barrio. Parte y regresa desde la casa Museo Lope de Vega que administra y gestiona la que lustra y da esplendor (No, el pul-oil no. La de las letras). Averigüen días y horarios si van a Madrid.

Decía que parecía imbatible la marca de los madrileños pero “siempre encuentra aquel que teje otro mejor tejedor” (Martín Fierro). Hay un lugar donde la concentración y la cercanía es superlativa. La lista de los nombres causa verdadera impresión: Alfredo de Musset, Chopin, Colette, Beaucharmais, Proust, Vallejo, Benjamín Constant, Moliere -uno de los primeros ocupantes- , Wilde, Baudelaire, la misma Gertrude Stein y hasta Abelardo y Eloísa. Es el cementerio Père-Lachaise de Montmatre.
La compañía parece de excepción pero -uno se encariña con lo conocido- prefiero el aire de acá.




Esta entrada está dedicada a mi amiga Norma Gregori, que hace una versión maravillosa del tango De mi barrio.
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4 comentarios:

Susana Peiró dijo...

¡Precioso artículo! Sólo leer estos nombres se nos pone la piel de gallina (o gallo, según el caso) Père-Lachaise es asignatura pendiente por esos vaivenes que tienen los viajes, es necesario ir con el tiempo suficiente para tantas paradas obligatorias y homenajes personales ¿también Proust está allí? Entonces tenemos esperanza para nuestro tiempo perdido…Jajajajajaja! Con Vos, aunque la compañía luce espectacular, no hay apuro, respiremos Fer.
Un abrazo gigante querido Amigo.

Fernando Terreno dijo...

Susana:
De acuerdo. No hay apuro ni asignaturas pendientes. Me parece que esto se está convirtiendo en una agencia de turismo...
En realidad, también es una manera (barata) de viajar. El dato de ese paseo por Madrid lo saqué de la página de la Real Academia al usar el diccionario...
Un abrazo.

América dijo...

Mi curioso amigo
Épocas de épocas,tiempos que no regresaran;así como ellos,a nosotros que nos quede mucho por aquí.
Te abrazo.

Fernando Terreno dijo...

América:
¡Eso! Mucho y bueno. ¡Y a sacarle el jugo!
Un abrazo