domingo, 17 de agosto de 2014

Arribeños y Abajeñas


Ramito de albahaca,
         niña Yolanda, ¿dónde estarás?
         Atrás se quedó alumbrando
         su claridad.
         Vuelvo a las abajeñas:
         ya mi caballito no puede más.
Zamba de Lozano, 1952, de Manuel J. Castilla (letra) y Gustavo Cuchi Leguizamón

Desde Córdoba hacia el norte de la República Argentina se usa arriba y abajo con un sentido que a los forasteros (y, por qué no decirlo, a muchos lugareños también) resulta difícil de entender. El que esto escribe, natural del Departamento Tercero Abajo de la Provincia de Córdoba, anduvo mucho tiempo preguntándose si los vecinos que vivían en el Departamento Tercero Arriba eran unos privilegiados. Al fin y al cabo, los de Abajo no éramos menos que nadie en general y que ellos en particular.*
La cosa es muy sencilla, que todo es fácil sabiendo “cómo”, y estaba también en:

Una excursión a los indios ranqueles, 1870, de Lucio V. Mansilla, Cap. 4

Al oeste le llaman arriba. Al este, abajo. Estos dos vocablos sustituidos a los vientos cardinales, permiten expresarse con más facilidad y más claridad, en razón de la similitud de las palabras este y oeste y de su composición vocal.
Un ejemplo lo demostrará.
Si queriendo ir del punto A al punto B o para ser más claro, de la Villa del Río Cuarto al fuerte Sarmiento, cortando el campo, se ocurriese a un baqueano por las señas, las daría así:
Miraría al sur, y haciendo una indicación con la mano derecha diría: se sale en estas dereceras, sur, y se camina rumbeando medio abajo; pero muy poco abajo.
Con estas señas, el que tiene la costumbre de andar por los campos, va derecho como un huso a su destino.
Si queriendo ir de la Villa del Río Cuarto a las Achiras, en el mes de noviembre, verbigracia, en que el sol se pone inclinándose al sur, se preguntasen las señas, la contestación sería:
Salga derecho arriba, medio rumbeando al lado en que se pone el sol y ahí, en aquella punta de sierra, ahí está Achiras.
Con esas señas cualquiera va derecho.
De esta costumbre cordobesa de llamarle abajo al naciente y arriba al poniente, viene la denominación de provincias de arriba y de abajo; la de arribeños y abajeños.
A las facilidades que este modo de expresarse ofrece, reúne una circunstancia que responde a un hecho geográfico.
Ir de Córdoba para el poniente o para el naciente, en efecto, ir para arriba o para abajo, porque el nivel de la tierra es más elevado que el del mar a medida que se camina del litoral de nuestra patria para la Cordillera; la tierra se dobla visiblemente, de manera que el que va sube y el que viene baja.


Como buen porteño, Mansilla no se privó de reírse de los cordobeses. Vean este párrafo donde enseña el modo de imitar la tonada mediterránea.
-Cómo úsia quiera- contestó el Cautivo, con esa tonada cordobesa que consiste en un pequeño secreto- como lo puede ver el curioso lector o lectora-: en cargar la pronunciación sobre las letras acentuadas y prolongar lo más posible la vocal o primera sílaba.
En haciendo esto ya es uno cordobés. No hay más que ensayarlo.

*Lo de Tercero viene por el nombre del río homónimo, también llamado Ctalamochita o Carcarañá.
.

No hay comentarios.: